El gran apagón que afecta a España y Portugal ha puesto sobre la mesa un temor latente: ¿qué pasaría si un ciberataque lograra tumbar la infraestructura eléctrica de un país entero? Aunque Red Eléctrica de España señaló causas técnicas como origen, la posibilidad de un sabotaje digital inquieta a expertos y ciudadanos por igual. ¿Estamos preparados para esta nueva era de amenazas invisibles?
¿Podría un ciberataque generar un apagón nacional?
El apagón de hoy, 28 de abril, se atribuyó oficialmente a un “cero energético”, pero eso no ha frenado las especulaciones sobre un posible ataque cibernético. Según el informe «Threat Landscape 2023» de la Agencia de Ciberseguridad de la Unión Europea (ENISA), las infraestructuras críticas, especialmente las redes eléctricas, figuran entre los principales objetivos de ataques cibernéticos en Europa.
Aunque no existen pruebas concluyentes de que este caso particular haya sido provocado por hackers, la inquietud persiste. En informes públicos, el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos han advertido sobre las capacidades de actores estatales como Rusia, China e Irán para lanzar ataques que puedan comprometer sistemas energéticos completos.
Grandes potencias como Estados Unidos, Alemania o el Reino Unido han admitido públicamente su preocupación ante estos escenarios, donde un ataque informático podría ser tan destructivo como una catástrofe natural.
Los protocolos que protegen el sistema energético
Frente a este riesgo, las redes eléctricas de Europa cuentan con varios niveles de protección. La Agencia Europea para la Seguridad de las Redes de Información (ENISA) coordina protocolos de ciberresiliencia para infraestructuras críticas, y trabaja en colaboración con operadores nacionales como Red Eléctrica de España.
Además, España dispone de su propio Plan Nacional de Protección de Infraestructuras Críticas (PNPIC), liderado por la Secretaría de Estado de Seguridad y el Centro Criptológico Nacional (CCN). Entre sus medidas destacan los sistemas de detección temprana, la segmentación de redes y simulacros anuales de respuesta a incidentes.
A pesar de estos esfuerzos, ningún sistema es infalible. El apagón deja claro que, más allá de las explicaciones técnicas, el fantasma de un posible ciberataque planea sobre Europa, exigiendo redoblar esfuerzos para proteger el pulso vital de nuestras sociedades modernas: la electricidad.