Javier Sosa, profesor de ajedrez en el Club Progreso de Resistencia, sobre el desarrollo de esta disciplina en la provincia, el funcionamiento del club, los torneos en marcha y el rol pedagógico e inclusivo del deporte. “Aprender a jugar ajedrez te enseño en tres clases, después de ahí podés llevarte una vida entera aprender a jugar bien, para competir”, expresó.
Recordó que su vínculo con el ajedrez comenzó en la escuela secundaria. “Teníamos un profesor, Juan Carlos Estefaní, que fue el precursor del ajedrez en la escuela. Hacía torneos escolares y ahí empezamos a jugar con mis compañeros”, relató. En 2009, el ajedrez escolar se incorporó como parte del programa educativo en toda la provincia, lo que significó un salto importante en su masificación: “Estuvimos a lo largo de diez años trabajando con chicos de todas las edades, de primer grado a séptimo”.
Según explicó, el ajedrez escolar sirvió como herramienta pedagógica transversal. “Muchos chicos que eran rebeldes para otras materias, en ajedrez estaban sentados, jugando, concentrados”, afirmó. Y añadió: “La concentración, la capacidad de cálculo, la memoria… se pueden trabajar muchas capacidades a través del juego”.
Sosa también hizo referencia al impacto que tuvo la pandemia en la práctica del ajedrez. “El auge del ajedrez arranca en pandemia. Se sumaron muchísimos ajedrecistas por internet, jugando todo el día con gente de otros países. En un principio eso estaba bueno, pero la competencia real se realiza en tablero, en vivo”, afirmó.
En ese contexto nació el Torneo de la Amistad, que este año tendrá su quinta edición. “Al comienzo era virtual, después hicimos una forma híbrida y actualmente ya se juega presencial. Ahora lo vamos a hacer el domingo 20 de julio, a las 14:30 horas, en el Club Progreso”, anunció.
Respecto al funcionamiento del club, destacó que es un espacio abierto para jugadores de todos los niveles. “Ahí damos clases al que se quiere entrenar para competir y también al que va a jugar por jugar. Querés un espacio físico para jugar al ajedrez, vas al club: están los aficionados y los que quieren entrenar”, comentó.
También remarcó el carácter inclusivo del deporte: “El más pequeño que tenemos en el club tiene 4 años, y después tenemos una señora y un señor que tienen entre 60 años. El ajedrez es inclusivo y tienen las mismas posibilidades. Incluso los chicos tienen más posibilidades que los más grandes, porque aprenden más rápido. Un chico le puede ganar a un adulto fácilmente”.
Sosa destacó además la presencia en el club de campeones locales: “Tenemos al campeón sub 14 y sub 16 de la instancia local de Chaco Juega. Y tenemos en el club a Noa Salazar, que con 5 años entró al Elo Internacional en partidas clásicas y estuvo a nivel país en esa categoría”.
También mencionó al referente chaqueño Alessandro Manzone, maestro Fide y presidente de la Federación chaqueña: “Él compite ahora en un torneo de maestros. Va por el club una o dos veces al mes, hace un balance de lo que estamos haciendo. Qué mejor que el jugador más experimentado para tomar esos consejos”.
Sobre el entrenamiento competitivo, explicó que el ajedrez se divide en tres etapas: apertura, medio juego y final. “Cada una tiene su propia teoría. Para competir es un entrenamiento durísimo. Hay muchísimas aperturas y defensas, no es que pueden jugar todos igual”, remarcó. También explicó que los torneos clásicos suelen durar una hora y media por jugador, con incrementos de tiempo.
Para quienes quieran acercarse al club durante el receso invernal, Sosa invitó a aprovechar la apertura de actividades: “Estamos en Hipólito Yrigoyen 410. Hay diferentes horarios durante la semana, y ahora en vacaciones trabajamos full time esas dos semanas. Así que van a tener espacio para sumarse en cualquier momento que quieran”.